Esto que parece un chiste, no lo es. Según escribe Harold McGee en el New York Times, despues de probar todo tipo de articulos que «mejoran» el vino como, Le clef du vin, un disco de cobre con plata y oro que se introduce en la copa y segun ellos un segundo dentro es como si envejeciera un año. Se basa en una reacción del cobre y demás metales con los compuestos sulfurosos del vino. Tambien cataliza la oxigenación del vino. Precio, 100 $ la más barata.
Tambien probaron the Wine Wand, la varita del vino ó magica, visto lo que ofrece, se trata de una varita de cristal con joyas dentro que al introducirla en el vino aumenta la velocidad de oxigenación por medio de «las frecuencias embebidas» en la varita, una de ellas siendo el oxigeno, toma ya. Precio 325 $. Otras pruebas, collares con imanes para las botellas, pilas para agitar el vino…
Bueno, a lo que iba, se fueron Andrew Waterhouse, un profesor de la Universidad de Davis, puntera en estudios a cerca del vino, especialista en reacciones de oxidación y su relación con los polifenoles (taninos), un tal Darrel Corti, uno de los vendedores de vino más influyentes de California y este periodista aver que habia de cierto en todos estos accesorios, artilugios ó como se les quiera llamar.
Después de las catas, ciegas y vistas, test y demás probaturas, las conclusiones fueron que las diferencias entre los vinos «tratados» y los que no, no eran grandes y no siempre a favor del vino tratado.
Mr. Corti concluyó, » parece haber diferencias. La pregunta es son diferencias importantes?. Puedes comprar bastante buen vino por el precio de una varita…» y con respecto a la «Clef», comento que era la versión cara del penique de cobre que los bodegueros echaban al vino para quitarle el olor a «huevos podridos» por exceso de sulfhídrico.
Mr. Waterhouse pensó que la eliminación de estos aromas sulfurosos por aireación es lo máximo que podían ofrecer. « un gran número de compuestos de azufre estan presentes en el vino en trazas y estos tiene un gran impacto en el sabor por que son muy potentes, algunos son desagradables y otros contribuyen a la complejidad del vino. Puedes disponer de esos cinco minutos en los que el vino se airea y reacciona con una pequeña area de metal que cataliza aumentando la velocidad de reacción para cambiar tu impresión sobre el vino «.
Mr. Waterhouse mantiene que un solo un tratamiento prolongado puede cambiar los taninos suavizandolos, no una hora en el decantador. «Puedes saturar el vino con oxigeno al pasarlo al decantador pero una vez que el oxígeno esta allí reaccciona lentamente. Para cambiar los taninos en una hora necesitarías inyectar oxigeno puro, alta presión y temperatura y espolvorear hierro para tener una gran superficie de reacción. Creo que la impresión que la gente tiene del cambio del vino al decantarlo es debida a la perdida de compuestos sulfurosos que contribuyen a reducir la percepción general de dureza.»
Otra de las cosas que comenta Mr. Waterhouse, es a cerca del odioso olor a corcho, que normalmente vueve inbebible un vino incluso imposible de usar para cocinar. Este olor puede quitarse echando el vin o en un bol con una hoja de plastico de envolver.
«Es un poco confuso, pero muy efectivo en solo unos minutos«. «La molécula que infecta los corchos, 2,4,6-tricloroanisol es químicamente muy similar al polietileno y se queda pegada al plástico».
Alguien se anima a probarlo?
Ya me comentareis…
Nota: La traducción es libre.
via|Lifehacker
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